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Ana María Belinchón

Bruselas, EFE).- Un nuevo recorrido de arte urbano en pleno centro de Bruselas transforma las pinceladas del pintor holandés Pieter Brueghel el Viejo en creativos diseños concebidos a golpe de spray.

El objetivo es ofrecer una versión actual de la pintura de Brueghel a través de catorce grandes murales hechos a mano en distintas fachadas del barrio de Marolles, con motivo de la celebración del 450 aniversario de la muerte del artista (1525/1530-1569), considerado uno de los más importantes de los Países Bajos españoles en el siglo XVI.

«Podemos decir que Brueghel era bruselense porque la mayor parte de su vida estuvo en Bruselas y tres cuartas partes de sus obras las creó aquí», explica a Efe Jeroen Roppe, portavoz de Visit Brussels, la agencia de turismo de la ciudad que ha desarrollado el proyecto en colaboración con el colectivo artístico Farm Prod.

Una versión en grafiti de un autorretrato de Brueghel, que mezcla el estilo tribal (figuras con un patrón geométrico) y la línea clara (estilo característico de Hergé en sus historietas de Tintín), reluce en una fachada de la popular plaza de Jeu de Balle.

La obra moderniza ese retrato e incluye un abecedario con las palabras que se escuchan a diario en el barrio, entre ellas, el sustantivo español «amigo», que en la jerga callejera es empleado irónicamente para referirse a una «comisaría de policía».

«Las obras de Brueghel están llenas de detalles y yo tengo tendencia a incluir mucha información en mis creaciones», cuenta a Efe el autor de ese mural, Arno Debal, que forma parte del colectivo de artistas Farm Prod.

Debal y sus compañeros llamaron a la puerta de los propietarios de los edificios para pedirles personalmente la autorización y convertir su fachada en un lienzo gigante. En la mayoría de los casos la respuesta fue positiva.

Según Debal, el diálogo de los artistas con los vecinos del barrio es «bastante bueno» porque «es fácil debatir con las clases populares» a pie de calle.

«Cuando pintamos los murales, la gente se acercaba a nosotros, ya sea para decir que es genial o que no les gusta porque tiene mucho gris», señala el artista, que lleva quince años intentando hacerse hueco en el panorama artístico de Bruselas con su colectivo.

Para Debal, el recorrido de Brueghel «aporta algo positivo al barrio» porque hace que las personas «pongan atención» en lo que hay a su alrededor y se tomen su tiempo para observarlo, dándole «un nuevo valor» a ese lugar.

Coincide con esta idea Roppe, que afirma que el proyecto vincula a los habitantes del barrio con el arte: «En el campo artístico, Bruselas tiene mucho que ofrecer», destaca.

Les Marolles es conocido por ser el barrio de Brueghel y por su popular mercado de las pulgas, que fue uno de los escenarios de la la película «Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio», dirigida por Steven Spielberg en 2011.

Además, el barrio fue hogar de centenares de judíos que fueron detenidos de forma masiva en 1942 y enviados al campo de tránsito de Malinas (al norte de Bruselas) para después ser deportados al campo de exterminio de Austwich.

Decenas de adoquines dorados creados por el artista alemán Gunther Demnig, conocidos internacionalmente como «stolpersteine» (piedra que puede hacerte tropezar), recuerdan a las víctimas del Holocausto.

En la actualidad, más de 150 pinturas llenan de color los rincones más grises de Bruselas, una ciudad donde el grafiti se ha convertido en un elemento indispensable del arte urbano. EFE

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