Gabriel Briceño Fernández

Salvador (Brasil),.- Michael Jackson, de cuya muerte se cumplen 10 años, también ha sido inmortalizado en Pelourinho, centro histórico de la ciudad brasileña de Salvador y donde el Rey del Pop grabó parte del vídeo del tema «They Don’t Care About Us».


A exactos diez años de su muerte, miles de turistas visitan este lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad, no solo para contemplar su imponente arquitectura, sino para llegar hasta donde el artista grabó parte del video de «They Don’t Care About Us» («Ellos no se preocupan por nosotros»).

Pelourinho, que significa Picota, está compuesto por calles adoquinadas, iglesias monumentales y casas pintorescas en las que sobresale la arquitectura colonial barroca de los portugueses afincados en Brasil.

Fue en una amplia plazoleta y en un pequeño balcón de Pelourinho donde en 1996 Michael Jackson bailó y cantó acompañado de niños y del grupo musical Olodum, oriundo de Salvador, que hizo sonar los tambores perfectamente acoplados al ritmo de la canción.

El artista lució una camisa blanca estampada en el pecho con el nombre del grupo, que significa «dios de todos los dioses» y un círculo partido en cuatro partes con colores amarillo, verde y rojo que simboliza la lucha contra la segregación racial.

Pelourinho fue inicialmente una columna de piedra en la que se castigaba a los negros esclavos y que en Salvador tuvo más importancia porque fue en esta ciudad por donde entraron a Brasil, provenientes de África.

Michael Jackson eligió Pelourinho porque «They Don’t Care About Us» se refiere precisamente al racismo y cita al líder negro estadounidense Martin Luther King.

Aunque para aquella época el Rey del Pop ya tenía la piel blanca, le hizo un homenaje a sus raíces negras.

A diez años de la muerte de Jackson y a veintitrés de la grabación del vídeo, en Pelourinho llevan los tambores diariamente a la plazoleta en que el artista bailó y cantó.

Pero la casa del balcón donde se paró y gritó está sumida hoy en el abandono. Las paredes lucen carcomidas por la humedad, las escaleras de madera crujen y solo llaman la atención porque entre una y otra hay una foto del cantante.

Desde el balcón, sin embargo, la vista es preciosa. El adoquín y las casas pintadas de vivos colores, así como los turistas y los nativos con intercambio de sonrisas, le dan un halo mágico al lugar.

Detrás de la puerta de entrada a la casa hay para la venta objetos de colección de Michael Jackson y en las paredes se ven colgadas camisetas idénticas a las que usó en el vídeo.

También hay reliquias de Pelourinho, objetos tallados en madera o muñecas negras de trapo vestidas con los mismos colores amarillo, verde y rojo.

En una esquina, junto a las escaleras, se halla un parlante que repite sin cesar la canción ‘They Don’t Care About Us’. Afuera de la casa hay un afiche del tamaño del artista (1,78 metros) y en la reja del balcón, otro.

En la plazoleta suenan los tambores. Hay varios niños tocando. Sus padres les toman fotos. Cuando se marchan aparece un negro de unos 35 años. Es el encargado de hacerlos sonar y de prestarlos a los turistas a cambio de una contribución voluntaria.

Al preguntarle si estuvo el día en que Michael Jackson hizo el vídeo, responde que no, pero que el Rey del Pop lo ha bendecido, como a todos en Pelourinho, porque no solo es famoso sino inmortal, como Olodum, el dios de los dioses. EFE

 

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