Vitoria (España),(EFE).- La cubana Omara Portuondo ha tocado el cielo en su despedida de la 43 edición del Festival de Jazz de Vitoria (norte de España), que ha llegado a la cumbre en un polideportivo de Mendizorroza que se ha llenado en su penúltima jornada.


La entrañable cantante ha arrancado con «Drume Negrita», tema con el que ha puesto el son cubano junto al pianista Roberto Fonseca, director artístico y musical de la gira, con el que no ha parado de cruzarse cómplices miradas desde su silla pegada al piano de cola del músico de La Habana.

Esta genuina intérprete ha llevado a Vitoria su gira de despedida y a sus 88 años ha mostrado una energía sin parangón con su inseparable pañuelo anudado a la cabeza.

El graderío no ha tenido más remedio que corear el afamado «Dos gardenias» ante la insistencia de la cubana, que no ha cesado de animar e invitar a los suyos a que se sumaran a los ritmos que transmitía su banda.

El receso de la cantante lo ha aprovechado la banda formada por el propio Roberto Fonseca, el bajo de Yandy Martinez y la batería de Ruly Herrera para lucirse y mostrar sus grandes cualidades con acordes de varios temas como el «Quizás, quizás, quizás».

Al regresar, una animada Portuondo ha retado con mucho humor a su director artístico y con el «Guantanamera» se han llenado los pasillos de la platea con los más bailarines del polideportivo.

El concierto ha presentado momentos mágicos como el que ha tenido lugar con la subida al escenario de Jorge Drexler que antes de cantar con la gran cubana le ha recitado unos versos bajo el título «Yo quiero ser como Omara».

La pareja ha protagonizado uno de los instantes más emotivos de la noche al interpretar un «Bésame mucho» que será recordado por siempre y quedará en los anales del Festival de Jazz.

Previamente, el propio Jorge Drexler ha comenzado a poner el buen rollo en el polideportivo con el fandango uruguayo, «Quimera», que ha invitado a aplaudir a una audiencia volcada con el cantante, desde su salida a las tablas.

Drexler, ha llegado a Vitoria con sus músicos habituales como los guitarristas Javier Calequi y Carlos Campón, el bajo Martín Leiton o el batería Borja Barrueta que juntos han recorrido un magnífico viaje.

El músico sudamericano ha mantenido una conversación constante y fluida con los seguidores que corearon cada tema y que incluso le ha provocado dejar de lado su guitarra en varias de las canciones.

Y es que el oscarizado artista ha interactuado mucho con el público con extensos discursos y explicaciones con humor para presentar cada pasaje, interpretados con gran maestría por la banda.

Los aficionados de este carismático cantautor no han dudado en ponerse a bailar al son de sus acordes y han vibrado con temas como «Pongamos que hablo de Martínez», en honor a Joaquín Sabina, que descubrió al artista de Montevideo.

Cada canción ha sido una sucesión de dedicatorias, como «Despedir a los glaciares», en homenaje a Leonard Cohen, «el maestro de las despedidas», según Drexler, o «Bolivia», que ha convertido la puesta en escena en un recorrido de mestizaje tocando varios géneros musicales.

El apoteosis ha llegado al final, con el bis «Bailar en la cueva» que ha puesto en pie a todo el recinto, lo que ha animado al propio Jorge Drexler a bajar al patio de butacas para unirse a sus seguidores.

El día ha comenzado en Falerina con la Bass Combo y la Big Band Jesús Guridi que han cedido su espacio al trío Trizak, mientras que por la tarde, el Teatro Principal de Vitoria ha acogido a Iñigo Ruiz de Gordejuela, criado en la capital vasca, que ha presentado su trabajo «Konexioa».

Mañana llegará el colofón con los artistas emergentes del jazz más contemporáneo como Kamasi Washington y Makaya McCraven que interpretarán sus mejores temas delante de las gradas de Mendizorroza.

El Teatro Principal tendrá la fortuna de sentir Ambrose Akinmusire que con «Origami Harvest» reunirá una gran banda muy mestiza, pero antes, Falerina arrancará la jornada con el concierto de Udaband y The Breitners, un cuarteto poco convencional. EFE

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