San Sebastián (España), (EFE).- Los vascos Aitor Arregi, Jon Garaño y Josemari Goenaga, que compartieron las tareas de realización de «La trinchera infinita», se alzaron este sábado con la Concha de Plata a la Mejor Dirección de la 67 edición del Festival de Cine de San Sebastián.


Es la primera vez que los vascos, que alternan en su filmografía los trabajos de dirección, producción y guion, firman a seis manos una película que también ha conseguido los premios Fipresci y Feroz, que conceden la prensa internacional y nacional, respectivamente, a la mejor película del festival.

Los directores comenzaron dando las gracias en euskera, para después dedicar el premio a todo su equipo.

«Para nosotros dirigir es plantear un punto de vista, es articular una intención, a veces, difícil porque hay mucha gente, y nuestro trabajo es intentar que todos estén en la misma página. Y nuestro equipo técnico y artístico nos lo ha puesto muy fácil porque su compromiso ha sido tremendo y no estaríamos aquí si no fuera por ellos», dijo Arregi.

Goenaga, por su parte, dedicó el premio a «todos los que sienten miedo».

«Lo ideal sería decir que en este mundo no existe el miedo pero lamentablemente existe, y por lo menos queremos que sepan que están acompañados. Hay pocos sentimientos tan humanos como ese, no es muy positivo, pero que todos sientan que estamos acompañados», manifestó.

Protagonizada por Belén Cuesta y Antonio de la Torre la película recorre los treinta años de vida de un «topo», un republicano que se escondió en su propia casa al comienzo de la Guerra Civil española y que pasó oculto, por miedo a ser asesinado, casi 40 años.

Una cinta minuciosa y emotiva que es también una historia de amor entre Higinio (De la Torre) y Rosa (Cuesta), como el republicano que se esconde de las tropas de Francisco Franco y la mujer que dedica toda su vida a ocultarle y cuidarle, en un pueblo indeterminado de Andalucía.

«La trinchera infinita» es el primer proyecto del equipo creador de «Loreak» y «Handia» fuera del País Vasco y también el primero que han rodado en castellano, si bien priorizando los acentos andaluces de sus protagonistas.

La historia tuvo su origen en la cinta de animación «30 años de oscuridad» que Manuel H. Martin hizo en 2012 sobre Manuel Cortés, el último alcalde republicano de Mijas (Málaga), un caso real que inspiró a Garaño, Goenaga y Arregi para crear «La trinchera infinita», compuesta con fragmentos de muchos «topos» y muchas mujeres enamoradas.

Los directores, que se repartieron el trabajo por etapas y misiones -algo que les funciona desde hace 20 años-, subieron varias veces al escenario del Kursaal, donde tuvo lugar la gala de entrega de los premios, para recoger tres galardones más, el Irizar del cine vasco, el de mejor guion y el de la prensa especializada extranjera FIPRESCI; el Feroz lo recogieron por la mañana.

La película de los autores de la apreciada «Loreak», llegó a San Sebastián dos años después de «Handía», la película con la que Arregi y Garaño consiguieron 10 Premios Goya del cine español en 2018. EFE

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