Madrid.Tras tomar el testigo de Harrison Ford como Han Solo en la saga «Star Wars», Alden Ehrenreich se atreve a explorar «Un mundo feliz», una serie distópica en la que se convierte en la oveja negra de un rebaño de humanos con perfil robotizado, una experiencia de la que habla con Efe.

Alden Ehrenreich (Los Ángeles, 1989) es uno de los pocos actores que, con su edad, puede presumir de haber estado a las órdenes de directores como Francis Ford Coppola, los hermanos Coen, Woody Allen o el visionario Park Chan-wook además de haber protagonizado una de las películas del universo «Star Wars».

«Tetro» (2009), de Coppola; «Stoker» (2013), de Chan-wook; «Blue Jasmine» (2013), de Allen y «¡Ave, César!» (2016), de los Coen, quedarán reflejados para siempre en el currículum del actor angelino, al que este extraño 2020 le ha permitido meterse de lleno en el mundo de las series, un lugar con el que el intérprete pocas veces había coqueteado.

Lo hace con la distopía «Un mundo feliz» («Brave new world»), adaptación televisiva de la novela homónima de 1932 de Aldoux Huxley, la cual Ehrenreich reconoce haber tenido en sus manos pero no leerla hasta formar parte del elenco de la serie, la cual se despide este domingo de la audiencia de Starzplay con su noveno y último episodio.

«Cuando leí el guion de esta serie me di cuenta de que no había nada que se le pareciera. Tiene un tono muy inusual, una mezcla de desgarrador drama con sátira, humor y con un personaje también muy diferente, inusual e interesante al que me apetecía mucho dar vida», comienza explicando el actor de 31 años.

«Un mundo feliz» plantea una sociedad, «Nuevo Londres», en la que reina una felicidad y una perfección impostadas, fruto de despojar a sus habitantes de tener privacidad, familia y la opción de ser monógamos. Una felicidad que depende de un fármaco en forma de caramelo que mantiene al rebaño a raya.

Es en ese punto en el que el actor hace una parada para reflexionar junto a Efe sobre la capacidad de la serie para ser un reflejo de la sociedad en la que vivimos, en la que la gente «no quiere salir de su zona de confort».

«Lo brillante de esta serie es que presenta un mundo en el que la gente no quiere estar incómoda por lo que deciden eliminar factores de riesgo como la familia o la monogamia para crear un mundo de aparente, pero totalmente errónea, felicidad», explica el actor.

«Esto es un gran reflejo de nuestro mundo», continúa. «Siempre buscamos esa cierta perfección y evitarnos incomodidades. La gente evita enfrentarse a las experiencias incómodas de otros», agrega.

«Es incómodo y doloroso abrirse al mundo, pero es necesario», recalca el actor, quien da vida a la que podría llamarse ‘la oveja negra’ -no solo por su vestimenta totalmente oscura- de toda esta historia: John ‘El Salvaje’.

John pertenece a aquel grupo de humanos que quedó fuera de esa selecta sociedad que forma la «perfecta» e «inmaculada» ciudad de «Nuevo Londres», un personaje que se convierte en el huracán que desestabiliza los cimientos del robótico y aséptico lugar.

La evolución del personaje y el hecho de involucrarse al máximo en la construcción del mismo son las claves que el actor comenta con Efe: «John es una persona que, al inicio de la serie, no tiene ningún poder e, incluso, se le hace bullying».

«Cuando se cuela en ese nuevo mundo le entra ese deseo por tener el control, por tener poder y se da cuenta de que esa sociedad es ciertamente naif y puede manipularla», cuenta el actor, que reconoce que el reto más grande fue a nivel físico y emocional.

«Perdí mucho peso para el papel, sobre todo para la primera parte, donde estaba en la zona salvaje y se suponía que la comida escaseaba. A nivel emocional era lo más complicado y fue duro, pero en el buen sentido», dice.

Reconoce el actor que, después de protagonizar «Han Solo: una historia de Star Wars» (2018), no tenía en mente participar en una serie como esta que, con su primera lectura, le «entusiasmó».

«Me encantó que -explica- planteara más preguntas de las que resolvía. La serie deja la puerta abierta a la elección del espectador. No todo es blanco o negro, bueno o malo, hay muchos matices y la posibilidad de que conecten con los diferentes personajes y vean que siempre se puede encontrar un sitio en la sociedad». Patricia Muñoz Sánchez

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