Berlín, (EFE).- El rey de Tailandia Maha Vajiralongkorn y sus frecuentes estancias en un hotel de cuatro estrellas en los Alpes Bávaros son asiduos de los tabloides alemanes, pero en tiempos de coronavirus los supuestos privilegios de los que goza el monarca han levantado ampollas en Alemania.

Desde su coronación en 2016 con el nombre de Rama X, las frecuentes idas y venidas del rey y de su abundante séquito en el estado sureño de Baviera, donde posee también una villa de 14.000 metros cuadrados, no han pasado desapercibidas.

Pero si habitualmente llamaba la atención de diarios como el sensacionalista «Bild» con su extravagante indumentaria o las concubinas que le acompañaban, en medio de la pandemia de COVID-19 lo que causa malestar es el supuesto trato de favor que le permite disfrutar de unas vacaciones en el país.

«No se puede hablar de un trato de excepción», explica por teléfono a Efe el portavoz de la prefectura de distrito de Garmisch-Partenkirchen, donde se encuentra el hotel Sonnenbichl, en el que se acostumbra a alojar el monarca cuando acude a esquiar y hacer excursiones por la montaña.

De acuerdo con el portavoz, Stephan Scharf, la regulación que publicó Baviera en marzo prohibiendo los pernoctamientos turísticos a causa del coronavirus dejaba la puerta abierta a que los hoteles continuaran alojando a viajeros desplazados por motivos laborales o de carácter no privado.

«El hotel nos envió entonces un e-mail informándonos de que tenían a un grupo de ciudadanos tailandeses que ya se encontraban allí y nos preguntó si podían quedarse. Nosotros valoramos que esta situación quedaba cubierta por la regulación,» aclara.

Sin embargo, el abundante séquito del monarca -que los medios alemanes cifran en unas 100 personas- y sus supuestas infracciones contra la cuarentena obligatoria para quienes vienen del extranjero y contra las medidas de confinamiento que estaban en vigor en su versión más estricta hasta hace unas semanas han causado una oleada de indignación.

«En la comarca se lo toman con calma, el rey les da bastante igual,» apostilla Scharf, que reconoce que la prefectura ha recibido quejas -e incluso amenazas- procedentes del resto del país.

«Se le ha dado mucho bombo al tema, cuando en realidad no ha habido ningún perjudicado,» argumenta, apuntando a que de todas formas está previsto que los hoteles de Baviera reanuden su actividad normal esta semana.

PRIVILEGIOS REALES

La líder de Los Verdes en el parlamento de Baviera, Katharina Schulze, no comparte este punto de vista, y ha solicitado al Gobierno del estado federado que aclare si la conducta de Rama X no contraviene las regulaciones contra la expansión de la pandemia.

«Estos privilegios para un monarca, de los que quedan excluidos los ciudadanos de a pie, requieren una explicación», declaró Schulze según medios locales.

A una pregunta de una diputada de Los Verdes, el Ministerio de Exteriores en Berlín confirmó que el monarca, que como tal cuenta con pasaporte diplomático, no se encuentra en Alemania en viaje oficial.

«Según las informaciones del Gobierno tailandés, la estancia de Su Majestad, Maha Vajiralongkorn Phra Vajiraklaochaoyuhua, el jefe de Estado del Reino de Tailandia, es de carácter privado,» acotó el Ministerio.

Entretanto, no hay confirmación de que el monarca se encuentre todavía en el Sonnenbichl; la línea telefónica del hotel está desconectada y solo repite un mensaje pregrabado que informa a los potenciales clientes de que debido a la pandemia no es posible reservar habitaciones hasta nuevo aviso.

Las noticias sobre violaciones de derechos humanos en Tailandia no contribuyen precisamente a aumentar las simpatía hacia Rama X en Alemania; a mediados de mes, un grupo de activistas proyectó mensajes de protesta sobre el hotel Sonnenbichl y sobre la fachada de la embajada tailandesa en Berlín.

Desde el golpe de estado militar de 2014, seguido por unas elecciones cuya transparencia fue criticada a nivel internacional en 2019, más de 100 tailandeses han sido procesados por injurias a la corona, una ofensa penada con hasta 15 años de cárcel, en ocasiones por compartir mensajes en redes sociales.

A esto se suman los supuestos excesos del monarca, que según el diario «Bild» vive acompañado de 20 concubinas que ostentan rango militar y a las que obliga a comportarse siguiendo una estricta disciplina.

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