Venecia (Italia), .- Ricardo Darín está aún desbordado por el recibimiento este sábado en la Mostra de Venecia del filme «Argentina, 1985» sobre el juicio a las Juntas Militares, una película que demuestra que «en algún momento la historia te obliga a poner las cosas encima de la mesa», explica en entrevista con EFE.
Un filme que, en opinión de Darín, va a tener «una repercusión importante en España». «Todos sabemos que hay una deuda pendiente de la sociedad», pero también hay mucho dolor por «tanta locura ocurrida entre hermanos, entre compatriotas, que son temas muy difíciles de abordar».
Es difícil ver cómo enfrentarse a cosas como las que sucedieron en España y en Argentina. «Pero es necesario, en algún momento la historia te obliga a poner las cosas encima de la mesa», agregó el actor.
Darín ha sido muy alabado en Venecia por la crítica internacional por su interpretación del fiscal Julio Strassera, el encargado de la acusación en el juicio contra los responsables de las dictaduras militares de 1976 a 1983, que se cerró con la cadena perpetua a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera.
Un juicio que de algún modo marcó el final de una época de violencia generada por el Estado, que dio paso a una apertura democrática «que nos lleno de alegría, de entusiasmo y de esperanza», lo que «no significa que no sigan ocurriendo cosas que son turbulencias, atentados y cosas muy graves», señaló Darín.
Pero no cree que el atentado «inadmisible y terrorífico» contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, de hace unos días, tenga nada que ver con posibles heridas no cerradas de aquella época de terror de las dictadoras.
El ataque a la vicepresidenta «es horroroso, desastroso, pero no estoy seguro de que responda a una cuestión de un grupo (…) hay que terminar de ver lo que ocurrió para ver si tenemos que estar más preocupados de lo que estamos o se trata de un caso de un loco que se le salió la cadena».
Reflexiones de un Darín feliz por el recibimiento que tuvo anoche la película, de la que también es productor, en el pase de gala de la Mostra.
«No sé cuánta gente había en la sala, no sé cuantos extranjeros cuantos argentinos, no lo sé ni creo que sea importante, pero que haya llegado a todos y cada uno y que haya terminado la función y todo el mundo automáticamente se haya dado la vuelta y nos haya homenajeado con ese abrazo, ese aplauso sostenido, fue muy fuerte, muy fuerte, yo no lo imaginé nunca así», asegura el actor.
«Estuvo por encima de todo, inimaginable, superó todo lo pronosticable, fue tremendo, tremendo, a tal punto que nosotros llorábamos como cocineras, una cosa impresionante», relata Darín, acompañado en la entrevista por su compañero de reparto, Peter Lanzani, que interpreta al asistente del fiscal, Luis Moreno Ocampo.
También Mitre se muestra muy contento y aliviado tras el estreno de anoche. «Teníamos mucha curiosidad sobre cómo la película iba a funcionar con audiencias extranjeras, nos dimos cuenta de que resuena de manera muy particular dependiendo de donde venga cada uno», explicó a EFE.
Y las proyecciones en Venecia han demostrado que «la película dialoga muy bien con el público de otros países y eso es algo que nos alegra haber descubierto».
Una película en la que Mitre pensaba desde hacía mucho tiempo porque siempre ha sentido mucha admiración por el juicio de las Juntas y al trabajar su madre en el mundo judicial y conocer a Strassera, había escuchado muchas historias.
El particular sentido del humor de Strassera lo introdujo en la creación del personaje y se quedó en el filme, lo que al final ha sido «una manera, no sé si consciente, de compensar la dureza de los testimonios y de recordar lo que se vivió durante la dictadura».
Porque el filme se centra tanto en el juicio y en los tremendos testimonios de las víctimas como en el lado más familiar de Strassera, lo que ha permitido que no sea solo el espantoso relato de los hechos que se enjuiciaron en aquel 1985.
Aquel juicio se cerró con una frase ya célebre de Strassera, «Nunca más». Dos palabras que este sábado se colaron en la alfombra roja de Venecia, junto con una bandera argentina y los pañuelos blancos de las Madres de la Plaza de Mayo, lo que convirtió a la Mostra por un buen rato en un recuerdo de las dictaduras militares pero en un ambiente festivo.
«Pasó de todo, estuvo fuera de control», reconoce Darín. «De golpe apareció una bandera argentina que nosotros no teníamos ni planeado, parecía una especie de Mundial de Fútbol, después aparecieron los carteles de ‘Nunca más'». «Fue mágico», apunta Lanzani.
Y Darín lo resume con precisión: «Fuimos atropellados por un torbellino de energía y de emoción».
Alicia García de Francisco
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