Cádiz, (EFE).- Las coplas carnavaleras no han dejado de ser altavoz y espejo de los problemas sociales, como ha demostrado esta noche la chirigota de Juanlu Cascana «Aquí estamos de paso» que ha subido a las tablas del Gran Teatro Falla de Cádiz las demandas de las 73 trabajadoras de escuelas infantiles andaluzas despedidas.
Al final de su actuación, en la fase de cuartos de final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (COAC), la chirigota ha facilitado a estas trabajadoras despedidas subir al escenario con una pancarta en la que piden a la Junta de Andalucía su readmisión.
Ante el escenario del Falla, y en un concurso que tiene miles de seguidores, será posiblemente la movilización que más repercusión tendrá de las que ha protagonizado este colectivo de trabajadoras desde que el pasado verano fueran despedidas.
Se trata de 73 trabajadoras (cocineras, limpiadoras, educadoras o directoras) de cinco escuelas infantiles ubicadas en Sevilla, Chipiona y La Línea en Cádiz, Torroz en Málaga y Almería propiedad de la Junta de Andalucía y que funcionaban con gestión privada.
EL pasado verano la Junta de Andalucía decidió que estas escuelas pasaran a ser gestionadas directamente por la administración andaluza y que sus trabajadoras no podían ser subrogadas.
«Nos fuimos todas a la calle» , ha explicado Elena Jiménez, que fuera directora de la escuela de Sevilla «Andaluna» y ha sido una de las trabajadoras que hoy ha subido al escenario del Falla con sus camisetas y su pancarta.
Todas ellas, algunas con hasta 25 años de trabajo en estas escuelas, aguardan ahora los juicios y las sentencias sobre las demandas que plantearon para reclamar ser subrogadas y poder volver a sus puestos de trabajo.
Su movilización ha estado enmarcada como final de la actuación de la chirigota «Aquí estamos de paso», una de las más agrupaciones más «gamberras» de las que han participado en el COAC y que ha levantado cierta polémica al escenificar sus componentes dos pasos procesionales de Semana Santa, seguidores de una virgen y un cristo chirigotero. EFE
